miércoles, 19 de julio de 2017

TEXTO IMPROVISADO: VINO QUINA Y YEMA DE HUEVO

Posted by Leonis on 6:00 with No comments



Hoy es jueves por la mañana. El reloj marca las diez en punto. Acabo de tomar mi desayuno sin demasiada hambre, la verdad. Los huevos estaban encima de la mesa. Los había acabado de comprar. Cogí uno, lo abrí, le retiré la clara y la yema la puse en un vaso. Luego, puse unas cucharadas de azúcar dentro del vaso, donde estaba la yema, claro. Lo batí bien con una cucharilla y ... eso es lo que comí antes de “un desayuno normal”.
Hacía tiempo que no me tomaba una yema de huevo cruda. Cuando era pequeña me lo preparaba mi madre habitualmente. “Es muy bueno para los huesos”, me decía.
En el pueblo vivía una señora que usaba los remedios caseros para ayudar a otros ante un catarro, malestar de estómago... Era muy buena. Solo con tocarte allí donde tuvieras el dolor te decía que tenías. Y luego, te decía cosas como: “deja un vaso de agua en la ventana toda la noche y por la mañana te la bebes”, cosas así. Y funcionaba. Será por eso  que me guste más tratarme un dolor de cabeza con aceite esencial que tomarme una pastilla; o usar mis conocimientos de  masaje y usar la técnica llamada digito-presión.
Aquella mujer me daba masajes y usaba ventosas que aplicaba en mi espalda para corregir la escoliosis. Yo, también las uso ahora. Bueno, como todo va evolucionando, no iba a ser esto diferente. Las ventosas que me ponía eran simples vasos de cristal. Para colocarlas en la espalda, primero te ponía un botón; luego, colocaba dentro de uno de los agujeritos una cerilla; después, encendía la cerilla y seguidamente colocaba el vaso. Ahora, no se usan vasos. Hay ventosas de cristal que se venden para ese uso y otras de plástico que se aplican de una manera totalmente diferente. Vienen con una pistola de succión. Cada ventosa tiene un pitorrito. Introduces la pistola en el pitorrito ya mencionado y le das a la pistola. Ésta hace un vacío y de esa manera la ventosa de plástico queda pegada a la piel. Este es el método que uso para aplicármelas a mí misma. Tienen una ventaja frente a las de cristal  y es que se usan con un alargador que viene genial para la autoaplicación.
La señora no era muy anciana pero ya tenía bastantes años. Solía ir a peinarse a casa. Hablaba con mi madre de esto y de lo otro y claro, un día, tuve que salir yo en la conversación. “Baja”, me dijo mi madre. Bajé las escaleras y entré en la peluquería. La señora, sin quitarme blusa ni nada, me tocó la espalda. “Tiene una escoliosis y un hundimiento en tal vértebra”, dijo.
Cuando me ponía las ventosas me quedaba unas marcas redondas de color oscuro como si se tratara de un moratón. Tardaban en quitarse totalmente, de dos a tres semanas. No me bastó con las ventosas. Todas las mañanas, durante un periodo de tiempo muy concreto tenía que tomar un huevo crudo junto con vino Quina Santa Catalina.
Dale ahora a tu hijo vino con huevo crudo y te saldrán cantares. Inaceptable. Y el huevo, por favor, cocínalo. No se te ocurra tomarte un huevo crudo porque puedes parecer alguna enfermedad. ¿Y no será que nos hemos hecho muy finos?

© 2017 Verónica Serrano. Todos los derechos reservados.
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