miércoles, 12 de julio de 2017

TEXTO IMPROVISADO: UN VIERNES POR LA MAÑANA

Posted by Leonis on 6:00 with No comments



Es viernes por la mañana. En el pueblo hay mercadillo. Desde bien temprano ponen el tenderete de fruta; también hay ultramarinos, calzado y para el hogar; ropa, bisutería y hasta juguetes. Cuando voy a comprar suelo coger el coche, me resulta más cómodo y rápido.
Eran las nueve  menos diez y el sol brillaba a fuera. “Hoy, va a calentar como un día en verano”, me dije. Entonces, decidí llevar a Celia andando hasta el colegio. A ella le gusta sacar a Peter con la correa. En cuanto le engancho con el arnés me suele decir: “Yo le llevo” y yo, siempre la respondo: “Espera que salgamos a la calle”.
Celia fue al colegio, Peter y yo regresamos a casa, fregué la loza de ayer por la noche...; pero, mi dolor de estómago continuaba. Me tumbé en el sofá. Entre respiración y respiración (la relajación me va muy bien para el dolor) me quedé transpuesta. Estaba realmente agustito. El sol entraba por la ventana del comedor. Tan solo habían pasado unos minutos cuando me desperté de repente a consecuencia de un sueño. Y es que aunque estoy intentado recordarlo ya no sé qué era.
Me encontraba mucho mejor. Cogí el carrito de la compra para ir hasta el mercadillo porque merecía la pena ir andando. Pensé que había que aprovechar el buen tiempo, además caminar me despejaría.
Una vez allí, me acerqué a comprar fruta. Mientras esperaba mi turno miraba las peras, las manzanas, las mandarinas...Estaba decidiendo qué comprar.
Luego, me fije en el bote de revuelto de aceitunas, cebolletas,  pepinillos. No sé. A lo mejor tuvo algo que ver mi sueño.
“¿Un cazo?”, me pregunta el vendedor y yo le digo: “Vale”. Casi ni lo pensé. Esa fue la respuesta que di como si no hubiera ninguna otra respuesta. Podía haber dicho: “No, un poco menos” .
Llegué a casa. Saqué la compra y coloqué el revuelto de aceitunas... en el tarro grande.
Hace aproximadamente veinte años compraba ese revuelto en la tienda de Pina. La llevaban tres hermanos: Pina, Bari y Justo. Era una tienda pequeña. Y pequeña no significa que no tuviera de nada. Tenía de todo. Pero de todo, bueno, casi de todo. A lo mejor si pedías unas zapatillas de estar por casa... ¡Espera! ¡Qué sí que tenían! Las había para hombres, mujeres y niños.  A lo mejor si pedías una bombilla de 60 W... ¡Qué si tenían! De 60 W, de 80 W... A lo mejor si pedías unas pelotas para jugar al frontenis... ¡Eso no podía faltar en la tienda! Me pregunto cuántas habrán vendido.
Cuando colabas una pelota encontrarla al otro lado era muy difícil sobre todo a partir de la primavera. Te encontrabas con todo tipo de plantas, picos, zarzas... Y cuando veías la pelota al otro lado del lago, gritabas eufórico: “¡ahí está! ¡ahí está!” ¡Sí! ¡Ya! ¡Ahí está! Ahí, puede estar. Ahora atraviesa el lago y cógela. A veces pasábamos más tiempo en buscar y hacernos con la pelota perdida que jugando al frontenis.
Bueno, el caso es que tenían muchas cosas: juguetes, hilos, fiambre, bollería... ¡Y un sinfín de cosas! ¿No he mencionado las golosinas? ¡Cómo iba a faltar las golosinas!
Cada domingo iba a comprar. Me daban cien pesetas cada domingo. A ver, no siempre fueron cien pesetas. Primero, eran veinte cinco pesetas: me daba para una bolsa sorpresa; y luego, cincuenta pesetas: una bolsa sorpresa y unas regalices.  Las cien pesetas fueron las culpables de que me aficionara al revuelto. ¡Qué rico que estaba! Cien gramos de revuelto, le pedía a Pina.
Pina era muy milimétrica. Quiero decir, que no te ponía ni un gramo más. Cien gramos exactos. Usaba un cacito con agujeros para coger las aceitunas... y una bolsa pequeña. Después de pesártelo te daba un poquito de caldo. Y yo, tan feliz con mi revuelto y mis cuatro golosinas. Tenía un truco para beberme el caldo sin necesidad de meter la cabeza en la bolsa o usar la lengua como un perro. Primero, hacía un nudo en la bolsa; luego, el caldo lo llevaba hacia una de las esquinas; por último mordía un piquito de la bolsa ¡y a disfrutar del caldo!
© 2017 Verónica Serrano. Todos los derechos reservados.

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